Elementos para una TEORÍA DEL ENTUSIASMO

La cara oculta de RAYUELA. Por Jorge Fraga

13 de febrero de 2012

Apócrifas morellianas (20)

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[la Teosofía oriental] exige un modo de comprensión muy distinto. Como afirma Sohravardî en un patético párrafo del Libro de las conversaciones (§ 111): «No basta leer libros para convertirse en miembro de la familia de los sabios. Hay que entrar realmente en la vía sacrosanta que conduce a la visión de los puros seres de luz». No basta, pues, la comprensión meramente intelectual de un texto que conduzca discursivamente a la sola evidencia de la razón. La gnosis propuesta al sabio no es un mero saber, es una Vía, y el comienzo de la Sabiduría es la entrada efectiva en esta Vía. Ningún texto didáctico, por muy claro que pueda ser, consigue provocar ese movimiento inicial por el solo poder de la demostración. Es preciso, pues, que se presente de otro modo, con su auténtico sentido recubierto por una apariencia exterior que, en virtud de su extrañeza y su irracionalidad, comience por chocar violentamente con la facultad de comprender. Este choque debe tener como resultado una total conmoción del alma que opere una elevación en su comprensión, una anáfora, traducible ciertamente en una exégesis esotérica del sentido oculto, pero exégesis que, a su vez, se mantendrá como tal en el nivel de la mera evidencia intelectual. El acontecimiento real, el acto de ponerse en camino –del que Sohravardî dice: «Pobre de ti, si cuando se te dice «¡regresa!» te imaginas que se trata de Damasco, Bagdad o cualquier otra ciudad del mundo»-, en suma, la peregrinación interior hacia Oriente, escapa en realidad a esta traducción exegética. Su verdad no es transmisible nunca sino a través del relato de un sueño, o de una figura, mito o parábola, pues tal representación conserva perpetuamente el poder de provocar el choque decisivo. A su preocupación por esta disciplina imprescriptible responde esa parte de la obra de Sohravardî que designamos como «relatos de iniciación».

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Henry Corbin, El hombre y su ángel

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7 comentarios:

  1. Qué lástima que hombres de la talla de Corbin persistan en la insidiosa confusión , reducción y subversión carteseana. La intelección es la lectura interior, es la captación súbita de lo central, lo esencial, total; es una operatividad cordial, solar. El razonamiento o es un reflejo, una innecesaria o prescindible sucesión o una lisa y llana impostura, usurpación; una operatividad cerebral, lunar. Otra , insalvable y de consecuencias nefastas, es la confusión , en la que consienten representantes del esoterismo suní y chíita, es la de calificar de "misticismo" a lo que es otra cosa muy distinta.

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    1. Debe haber aquí un malentendido, pues no cabe acusar a Corbin de reduccionismo -que él mismo ataca- y de intelectualismo -sobre el que se alerta habitualmente en sus escritos-. ¿Qué le hace pensar lo contrario, Mario César?

      Por lo que atañe al uso del término 'misticismo', no se habla de ello en este pasaje, aunque tal vez resulte oportuno preguntarse cuál es concretamente la relación entre el relato iniciático sohravardiano (y a su vez el cortazariano, puesto que de ello se habla en el fondo) con lo 'místico'.

      Para el caso de Cortázar, ciertamente, sólo podría usarse el término en un sentido muy laxo...

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  2. En el caso de Corbin me refiero a su "mera compresión intelectual"(ojalá que en francés haya escrito "...Compréhension rationnelle" y sea una "traición" del traductor) No es un tema baladí el terminológico. INTELECTO es GNOSIS, PNEUMA, ESPÍRITU. Si se está en la tradición no se juega con los vocablos ni meramente se los usa (Walter Otto) para conformar a mentalidades modernas...

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  3. " preguntarse cuál es concretamente la relación entre el relato iniciático sohravardiano (y a su vez el cortazariano, puesto que de ello se habla en el fondo) con lo 'místico'. · Esto va de suyo - `por eso no lo he aclarado. En relación a sus intertextualidades con Sohravardî ( y las que Ricardo Iribarren viene haciendo en su A LOS PIES DE BRENDA) he adelantado que los RELATOS DE INICIACIÓN se reactualizan en autores como Borges, Kafka, Ionesco y despiertan completamente a la luz de un diseño muy perfecto en Cortázar ( además de que lo IMAGINAL se torna operativo para el autor de Cortázar)

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  4. Si condenamos al intelecto, confundiéndolo con la razón, le hacemos el juego a la pseudoespiritualidad y contrainiciación, dándole piedra libre a la "intuición sensible", lo irracional, subconsciente, etc. Para la Tradición Unánime lo señalado por Parménides(MISTERIO INTELIGIBLE sí; ININTELIGIBLE no) es fundamental. Es cierto que en el esoterismo shhíta, a diferencia del sunita, se habla de otro MISTERIO ININTELIGIBLE que no es el de no ser por lo bajo, la substancia tenebrosa, etc. sino el del SUPRA SER; pero ello no justifica la enojosa y errónea confusión y subversión carteseana al servicio del ocultismo y lo bergsoniano...

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  5. Valga la apreciación, como advertencia en general. Pero si el único problema, por lo que parece, reside en esta frase: "No basta, pues, la comprensión meramente intelectual de un texto...", hay que decir que la misma continuación ("...que conduzca discursivamente a la sola evidencia de la razón") apunta hacia esa salvedad que usted sugiere -que lo 'intelectual' se refiere aquí únicamente a lo 'racional'.

    Creo que en esta ocasión peca usted por exceso de celo, Mario César, sin tener en consideración los aciertos de Corbin, que por oro lado son la tónica general. Al fin y al cabo, el contexto de esta frase es un ensayo, dirigido al público en general, y no un tratado para iniciados...

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  6. Sí; puede ser amigo. Pero no puedo evitar recelar y, bastante cansado porque son años de ver cómo o se hacen los sotas o desbordan los lindes de la negligencia en relación con develaciones que recuperan la ortodoxia...Y el público general no sólo merece sino que necesita precisiones doctrinales.

    Y por supuesto que CORBIN descolla por sus aciertos y bondades. Siempre he pregonado mi ponderación de que CORBIN recobrara el término IMAGINAL.

    Lo que reprocho, lo que señalo lo hago a diestra y siniesta, sin considerar dignididades, santidades ni jerarquías, y siendo infinitamente más exigente y tonante precisamente con los "representantes" de las tradiciones y no con los estudiosos ( aunque CORBIN no sólo ha estudiado una tradición sino que la ha protagonizado no sólo especulativamente sino que aun radicándola en su experiencia)

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