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Entre lo visible de Rayuela (la novela) y su parte oculta (el Rayuela insólito) Cortázar dispuso multitud de
pasajes, puentes, puertas y ventanas que permitiesen el tránsito del uno al
otro; el autor los denominó «intercesores». En ellos se puede observar (siempre
en modo metafórico) o bien una contraposición entre lo oculto y lo manifiesto,
o bien un cuestionamiento de lo visible, o bien una vindicación de lo oculto.
¿Cuántas veces lo dijo? ¿Cuántas metáforas distintas utilizó?
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(El intercesor número 30 coincide con el borrado número 3).
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Rayuela,
capítulo 109
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tal vez el mensaje más penetrante del Oscuro era el que no había escrito,
dejando que la anécdota, la voz de los discípulos la transmitiera para que
quizá algún oído fino entendiese alguna vez
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Manuscrito de Austin,
cap. 141
cap. 141
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muchos de sus admiradores vivían a la espera de que publicara un nuevo
volumen, al que muchos pasajes de los tomos ya publicados remitían. En el Club
se pensaba que esas remisiones eran flechas al aire, que [quizá] alguna vez
Morelli plantaría en el blanco, sin garantía alguna. No a todos les gustaba que
el autor diera por existente, aunque inédito, un pasaje que quizá apenas
existía en su imaginación
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(31)
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Rayuela,
capítulo 109
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El libro debía ser como esos dibujos que proponen los psicólogos de la
Gestalt, y así ciertas líneas inducirían al observador a trazar
imaginativamente las que cerraban la figura. Pero a veces las líneas ausentes
eran las más importantes, las únicas que realmente contaban
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