Elementos para una TEORÍA DEL ENTUSIASMO

La cara oculta de RAYUELA. Por Jorge Fraga

5 de julio de 2010

Presentación: De balanceos y entusiasmos

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Cortázar escribía Rayuela poseído por el swing, por ese balanceo rítmico del que habla en el cap. 82; confiesa ahí, incluso, que su escritura tenía sentido tan solo mientras duraba ese balanceo. Quizás deberíamos tener eso en cuenta al leer su libro. Quizás deberíamos, también, considerar ese swing como un estado alterado de conciencia, y preguntarnos si resulta posible entender cabalmente la obra resultante desde el estado de conciencia ordinario.

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¿Y por qué deberíamos hacer todo eso? Básicamente, porque resulta posible leer Rayuela de un modo distinto al que se conoce hasta ahora. En una página web publicada algunos meses atrás, titulada La Carta Delatora, muestro cómo Cortázar describió en un momento dado su mayor creación en unos términos inconciliables con la lectura “oficial” de la misma; después, en el documento denominado Expediente Amarillo, aporto otros argumentos que confirman y amplían esa nueva visión: y con todo ello planteo que las principales claves de sentido del libro no han sido descubiertas hasta hoy, a pesar de tantos lectores, a pesar de tanta literatura crítica.

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En la página 93 del Cuaderno de Bitácora, Cortázar escribe: “El que no lo vea será meritoriamente ciego”. En mi opinión, el autor alude ahí, precisamente, a lo que yo he descubierto ahora. ¿Acaso han estado meritoriamente ciegos esos tantos lectores, esos tantos críticos? Quizás sea así, metafóricamente. Cortázar declaró a Evelyn Picón Garfield: “El jazz me enseñó cierta sensibilidad de swing, de ritmo, en mi estilo de escribir. Para mí las frases tienen un swing, como lo tienen los finales de mis cuentos, un ritmo que es absolutamente necesario para entender el significado del cuento”. El capítulo 82 nos permite transportar esa declaración a Rayuela y aventurar que, para entender su sentido más profundo, hay que tener en cuenta el swing.

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¿Y qué significa ‘tener en cuenta el swing’? Se trata de la convicción de que a ese balanceo que alimentaba la escritura de Rayuela le corresponde, en el plano del lector, y si éste desea llegar a lo profundo de ese texto, una lectura basada en el entusiasmo. El entusiasmo entendido como descentramiento, como estado no ordinario de la conciencia. El entusiasmo entendido como el polo sur cognitivo con el que conecta el swing de Cortázar, el polo norte, y que nos permite acceder magnéticamente a las claves del sentido profundo de Rayuela. El entusiasmo entendido, en definitiva, como el requisito fundamental que Cortázar pide a su lector cómplice.

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No se trata tan sólo de comprender Rayuela de una forma distinta. Se trata, creo yo, de liberar una parte importante de la luz que trajo Julio Cortázar al mundo, una luz que puede iluminarnos a todos, y que permanece aprisionada bajo un enorme malentendido. Este blog, junto con la web de La carta delatora y junto al Expediente Amarillo, constituyen conjuntamente mi intento de liberar esa luz.

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