Elementos para una TEORÍA DEL ENTUSIASMO

La cara oculta de RAYUELA. Por Jorge Fraga

31 de diciembre de 2016

Intercesores (...32, 33, 34...)

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Entre lo visible de Rayuela (la novela) y su parte oculta (el Rayuela insólito) Cortázar dispuso multitud de pasajes, puentes, puertas y ventanas que permitiesen el tránsito del uno al otro: el autor los denominó «intercesores». En ellos se puede observar (siempre en modo metafórico) o bien una contraposición entre lo oculto y lo manifiesto, o bien un cuestionamiento de lo visible, o bien una vindicación de lo oculto. ¿Cuántas veces lo dijo? ¿Cuántas metáforas distintas utilizó?
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(32)
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Rayuela, capítulo 62
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Como si los niveles subliminales fueran los que atan y desatan el ovillo del grupo comprometido en el drama
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(33)
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Rayuela, capítulo 99
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–Cree en el soma –dijo Oliveira–. El soma en el tiempo. Cree en el tiempo, en el antes y en el después. El pobre (...) no se ha dado cuenta de que nada se sostiene si no lo apuntalamos con miga de tiempo, si no inventamos en tiempo para no volvernos locos.
–Todo eso es oficio –dijo Ronald­­–. Pero detrás, detrás...
–Un poeta –dijo Oliveira, sinceramente conmovido­­–. Vos te deberías llamar Behind o Beyond, americano mío. O Yonder, que es tan bonita palabra.
–Nada de eso tendría sentido si no hubiera un detrás –dijo Ronald–.
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(34)
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Rayuela, capítulo 31
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[Morelli] parecía buscar una cristalización que, sin alterar el desorden en que circulaban los cuerpos de su pequeño sistema planetario, permitiera la comprensión ubicua y total de sus razones de ser, fueran éstas el desorden mismo, la inanidad o la gratuidad. Una cristalización en la que nada quedara subsumido, pero donde un ojo lúcido pudiese asomarse al calidoscopio y entender la gran rosa polícroma, entenderla como una figura, imago mundis que por fuera del calidoscopio se resolvía en living room de estilo provenzal, o concierto de tías tomando té con galletitas Bagley
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